Suele ser más común en mujeres que en hombres. Es más probable que comience a manifestarse en adultos jóvenes como una enfermedad
autoinmune que se intensificará hacia la vejez.
¿Por qué duelen las articulaciones?
Muchos se preguntan
por qué duelen las articulaciones con esta enfermedad. La razón es que el sistema inmunitario ataca el revestimiento de la cápsula de las articulaciones conocida como membrana sinovial, la cual se inflama. La enfermedad puede avanzar hasta romper el cartílago y destruir el hueso dentro de la articulación. Si el cartílago está dañado, los huesos que se encuentran bajo este se rozan y agravan el desgaste. Esta es la causa del dolor, la inflamación y la rigidez.
Importancia del ejercicio físico para quienes padecen esta patología
En la actualidad, las enfermedades reumatológicas autoinmunes tienen un alto impacto en la sociedad y pueden causar elevados niveles de discapacidad si no se establece un
tratamiento temprano y oportuno.
Investigaciones acerca de nuevos métodos para tratar la
artritis reumatoide en los últimos años han concluido que, si bien no se consigue una curación definitiva a través de estos, sí pueden controlar su evolución mediante la estabilización del proceso. Al respecto, muchos estudios clínicos orientados a determinar los efectos de los
ejercicios para personas con artritis insisten en la mejora de la calidad de vida de estos pacientes y los consideran parte fundamental de los procedimientos.
Estos mismos estudios recomiendan, tras el diagnóstico preliminar, aplicar programas de
ejercicios para dolores de artritis que sean convenientemente guiados y personalizados para que se adapten a la condición física de cada paciente.
El ejercicio físico aporta muchos beneficios para las personas que tienen este trastorno. Numerosos trabajos han confirmado que estas terapias reducen el dolor articular focalizado, la rigidez matutina, previene deformidades, mantiene la postura correcta, mejora la movilidad, la fuerza, la flexibilidad, la condición física y la salud psicosocial.
Un correcto plan de actividad física debe incluir un componente de
entrenamiento aeróbico (caminatas, bicicleta y natación), de
fuerza (bandas elásticas, máquinas, aquagym) y de
aptitud funcional (equilibrio, agilidad y flexibilidad), adaptado a la casuística de cada afectado.
Los ejercicios para la
artritis reumatoide deben combinarse con educación al paciente, tendiente a crear hábitos saludables en él, concientizándolo de que el sedentarismo lo conducirá a un detrimento de su calidad de vida. La clave está en alternar ejercicios con descanso, en especial en momentos críticos de la enfermedad.
Ana V. Morales